A veces no somos conscientes de la noción del tiempo, ni de cómo invertimos el mismo. Se nos hace eterno un minuto esperando que se tueste la tostada por la mañana, pero date la vuelta tres segundos y se habrá quemado. Y es que en muchas ocasiones llegamos tarde, más tarde de lo que nos hubiera gustado. Eso es porque vivimos pegados a un reloj para no llegar tarde a ningún sitio y sin embargo, llegamos tarde al sitio más importante de todos, a la vida.
Y eso se traduce en millones de momentos perdidos. Y en millones de momentos que nunca se volverán a repetir. Cuantos abrazos nos olvidamos o no nos atrevemos a dar. Cuantos besos preferimos quedarnos, o no damos por vergüenza, o porque no es el momento, o porque 'no somos tan cariñosos' o porque no. Cuantas conversaciones pendientes y cuantos te quieros que quedan resonando en nuestra mente pero que no salen con facilidad de nuestra boca. Cuantas fotos importantes sin tomar y cuantas sin importancia se toman cada día. Cuantas carcajadas reprimidas por el orgullo de un momento de pelea que se alarga en el tiempo, cuantos segundos mal estando mal cuando solo querrías dar un abrazo a esa persona. Cuantas veces se nos olvida agradecer de corazón a quien nos ayuda, a quien está ahí en cada momento o lo ha estado en alguno importante, a quien se preocupa por ti, y a quien te da su mano; a quien un minuto de su tiempo contigo es el mejor invertido del día, y cuantas veces nosotros no sabemos apreciarlo. Cuantas conversaciones que se guardan para 'un mejor momento'. Cuantas cervezas y cafés en el tintero. Cuantos sentimientos acumulados queriendo salir y cuantos salen sin ser ni sentidos. Cuantas veces tienes en tu mano la oportunidad de hacerla sonreír, de hacerla inmensamente feliz con algún detalle, y sin más lo dejamos pasar pensando que habrá muchos momentos para poder hacerlo. Pero... ¿Y si no hubiera más momentos? ¿Y si fuera la última vez? ¿Y si no tuvieras más oportunidad de volver a hacer por esa persona aquello que tanto te gustaría hacer? ¿Dejarías pasar el momento?
Una vida comienza el día que nacemos pero que nunca sabemos cuando se acaba. Porque no hay un día escrito. Porque nunca sabremos cuando será la última vez con alguien. Porque si nos dijeran ese día, seguramente nada de los anterior quedaría en el aire, y seríamos capaces de todo sin pensar ni en vergüenza, ni en orgullo, ni en 'no es el momento'... posiblemente aprovecharíamos cada minuto y cada segundo en cosas realmente importantes y no en la banalidades en las que ahora nos detenemos; pero inconscientes de nosotros dejamos pasar todos aquellos momentos porque estamos seguros de que habrá muchos más, lo que no pensamos es que quizás ese pueda ser el último momento. Porque puede ser cualquier día. Incluso mañana. Invierte cada segundo en algo realmente importante para ti, pues no se volverá a repetir, pues no sabes cuando será el último.
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